Por Karina Santiago

Este 9 de marzo la comunidad de Santa María Macua, Tula de Allende, Hidalgo, vivió una emotiva mañana durante la tradicional “alba” en honor al Señor San José. Una hermosa tradición ancestral de esta población. Desde las 6 de la mañana, los mayordomos ingresaron hincados a la iglesia, en un acto de profunda fe y respeto.

La ceremonia comenzó con la lectura de oraciones y un canto especial dedicado a San José. Durante la alba, la comunidad disfrutó de las tradicionales mañanitas, el estruendo de los cohetones y el constante repique de las campanas, creando un ambiente de devoción y celebración. Alba donada por la familia Guerrero Simón.

El Recorrido de las Donaciones

Al finalizar la alba, se realizó un recorrido por la comunidad para recoger las generosas donaciones de las familias. Cada contribución es fundamental para la fiesta del 19 de marzo. Entre las donaciones destacaron:

– La ropa de las imágenes:Familia Vega Sagret.

– La varita de San José: Familia Romero Estrella.

– La ofrenda(Agua, dulces): Ruth Pedraza Aguilar.

– La cera:Familia Perfecto Álvarez. Entre otras donaciones.

Durante el recorrido, los mayordomos y acompañantes cantaron alabanzas al Señor San José, agradeciendo el apoyo de cada familia. Al llegar a cada hogar, se realizaba la incenciación de cada donación, una oración y un canto, fortaleciendo los lazos de hermandad en la comunidad.

La Entrega de las Ofrendas

Una vez recolectadas todas las donaciones, se dirigieron a la iglesia. Al llegar, los mayordomos y donadores ingresaron hincados, mostrando su humildad y entrega. Cada ofrenda fue cuidadosamente colocada al pie del altar, después de ser inciensada en forma de cruz, tanto al entrar como frente a la imagen de San José.

Las mujeres mayordomas se encargaron de acomodar las flores en los jarrones, mientras los hombres preparaban los sirios. Luego, cada pareja de mayordomos insensaron los floreros y los sirios. Una vez que terminaron son colocados en su respectivo lugar en el altar, completando el rito con una pequeña oración y un canto final.

La ceremonia del 9 de marzo es un reflejo de la profunda devoción y el trabajo comunitario que caracteriza a Santa María Macua, demostrando que, con fe y unidad, las tradiciones se mantienen vivas.