Por Hugo Santiago Sánchez
Desde hace muchos años, una pregunta recurrente a su servidor por parte de los pobladores de Tepetitlán, es si el municipio tenía el nombre original de “Tepetitlán de Degollado”. Incluso la primaria de esta población lleva el nombre de este prócer juarista.
Ante este cuestionamiento nos dimos a la tarea de investigar en diferentes fuentes documentales y tras un exhaustivo trabajo, llegamos al Archivo del Congreso del Estado de Hidalgo. Ahí encontramos el Periódico Oficial en el que su publicó su erección como municipio el 26 de septiembre de 1871.
En un libro hermosamente encuadernado, que recopiló las publicaciones periódicas del naciente Gobierno del Estado, y en amarillentas hojas que hace casi 150 años fueron blancos documentos, encontramos la respuesta.
Efectivamente, el nombre original del municipio localizado entre Tula de Allende, Chapantongo y Tezontepec de Aldama, es Tepetitlán de Degollado.
El C. Antonino Tagle, gobernador constitucional del Estado Libre y Soberano de Hidalgo, hizo saber a los habitantes que el Congreso Local decretó en el acuerdo Número 126, del citado 26 de septiembre de 1871, que:
“Art. 1.o Se erije definitivamente en el Distrito de Tula el municipio de Tepetitlan, que se denominará de “Degollado” con los pueblos, rancherías, haciendas y ranchos que actualmente se tiene. Su cabecera será el pueblo de Tepetitlan”.
Sin duda la reminiscencia del pasado viajó de generación en generación entre sus habitantes. Sin embargo al paso de los años y desde hace mucho tiempo dejó de utilizarse el “de Degollado”; que hace alusión al general José Nemesio Francisco Degollado Sánchez, más conocido como Santos Degollado.
Él nació en Guanajuato, el 30 de octubre de 1811 y murió en Llanos de Salazar, Estado de México, el 15 de junio de 1861. Fue un militar y político mexicano que se dedicó además, a la geografía, filosofía, física, gramática, matemáticas, jurisprudencia, historia universal y teología. Conocido también como el “Héroe de las Derrotas”, porque tenía la rara habilidad de formar nuevos ejércitos después de sus derrotas.
El señor Degollado cambió el largo nombre de José Nemesio Francisco, por el de Santos, debido a la fecha en que nació. Fue también diputado local, ministro de la Suprema Corte de Justicia, gobernador de Michoacán, secretario de Gobernación y general en Jefe del Ejército Federal.
Además uno de los generales incondicionales de Benito Juárez, durante la Guerra de Reforma. Se dice que participó en una actuación histórica en Tepetitlán, y por eso los diputados hidalguenses del lejano 1871, decretaron que llevara su apellido.
Cabe aclarar que según mapas y fuentes documentales, Tepetitlán fue una población perteneciente a Tula, desde que el actual territorio del estado de Hidalgo, formaba parte del Estado de México. Tras el nacimiento de la entidad hidalguense en 1869, dicha demarcación seguía formando parte oficialmente de la Capital Tolteca.
Pero esto solo fue por tres años, pues como se ha mencionado antes, se erigió definitivamente como municipio en 1871.
Pese a ello, es importante señalar que el Municipio de Tepetitlán, es uno de los Ayuntamientos más antiguos del estado de Hidalgo, y que curiosamente en el decreto de su erección, también se consigna que el vecino pueblo de Atengo, se segrega del municipio de Tlaxcoapan; para formar parte del municipio de Tezontepec, hoy Tezontepec de Aldama.
Es de resaltar que el municipio de Tlaxcoapan era muy extenso originalmente, incluyendo el territorio de Tlahuelilpan, que próximamente cumplirá 50 años de su erección municipal. Siendo una de las alcaldías más jóvenes de la entidad, junto con Progreso de Obregón.
En esta interesante búsqueda, en la que me acompañó el Sr. Fidel Barrera – vecino de esta población- también confirmamos un importante dato: el próximo 2021 el Municipio de Tepetitlán cumplirá 150 años de su erección municipal.
Sesquicentenario – así se le denomina a un 150 aniversario- que dará cuenta de la consolidación de un terruño hidalguense, cuyos artesanos hacen mentir al barro, que tiene hermosas riquezas naturales, difíciles paisajes – como la Presa Endhó -, que cuenta con un árbol de centenario origen y con una sagrada imagen que inspira la fe y recuerda el sacrificio del nazareno, rumbo al calvario.
LA EXTRA
A mi tres décadas de existencia, el nombre de Tepetitlán, o Tepetitlán de Degollado, trae a mi mente preciosas luces; en la infancia el dicho de mi abuelita Sarita para ir a su feria de agosto, el sonido de los cuetes y el repicar de las campanas en esta festividad, del olor al mole de guajolote, a las enchiladas fritas con manteca y el místico incienso en su templo de más de cuatro centurias de existencia.
También de los juguetes de madera y los trastes de barro, que se expenden año con año en su feria, que es una verdadera celebración de pueblo, como hay pocas en la actualidad. Orgullo y presencia de una tierra que como su nombre en náhuatl lo indica, esta entre cerros; sin duda los mudos testigos de un pueblo que es pasado, presente y futuro. —————–