En el marco del 198 Aniversario del Inicio de la Vida Institucional del Municipio de Tula, se presentó el nuevo libro del escritor y periodista tulense, Hugo Santiago Sánchez; una obra que guarda entre sus páginas la historia del cerro del Xicuco, el gran patrimonio natural que es ombligo de toda la región del valle de Tula, y que ha estado presente en multiples sucesos históricos, además de ser el testigo de distintas historias a sus faldas y de albergar un gran misticismo que ha dado pie a diversas leyendas de la zona.
La presentación del libro se realizó en sesión solemne de cabildo, con la presencia de regidores, representantes de los diferentes sectores de la sociedad y el representante del gobernador, Miguel Ángel Peña.
Quienes se dieron cita en el teatro Al aire libre de Tula, en un evento encabezado por el presidente municipal, Manuel Hernández Badillo, quién entregó un reconocimiento a Hugo Santiago Sánchez, escritor local que ya cuenta con otras obras enfocadas en la región, tales como “Tula Eterna”, “Nuevas Letras Toltecas”, “Cuando mueren los nahuales” y “Leyendas y mitos de Tula”.
El libro que ya está disponible en las librerías de la región, fue dedicado a Dios, al desaparecido cronista de Atitalaquia, Gustavo Sandoval Chávez y al abuelito del escritor Nicolas Sanchez Hernández.
Fue escrito durante los dos años de pandemia, cuenta con un álbum fotográfico del cerro del Xicuco, recopilado en una década, e incluye las leyendas icónicas que lo caracterizan, el desarrollo que ha tenido como testigo en distintas etapas de la historia de Tula y sus municipios aledaños. Además de distintos poemas compuestos a este sitio.
Cabe señalar que el acto también contó con la presencia de los alcaldes de Tepeji del Río, Salvador Jiménez Calzadilla; Atitalaquia, Agustín Hernández Olguín; Tlahuelilpan, José Alfredo Díaz Moreno y representantes de los presidentes de Atotonilco de Tula, Eric Josué Chávez, y Chapantongo, Rosalinda Pérez Olguín. Además de la diputada local Sharon Macotela, periodistas, integrantes de la comunidad cultural y líderes sociales.
En la presentación, Hugo Santiago, ofeció unas palabras en donde ponderó que Tula es una ciudad que en sus diferentes etapas de su historia, ha renacido de las cenizas, cual ave fénix, y que es una urbe de gigantes, gracias a su gente trabajadora y enérgica que la compone.
Agradeció al Gobierno Municipal de Tula y al alcalde, que fue quien lo apoyó para poder publicar esta obra, que busca aportar a la cultura y al turismo.
SIGNO DE LOS TIEMPOS
En el libro “Xicuco, signo de los tiempos”, el lector descubrirá una profunda investigación histórica, cultural, fotográfica y del patrimonio natural, con el que cuenta el cerro del Xicuco, montaña sagrada para los pueblos prehispánicos del centro de México y emblema e hito visual para las actuales generaciones.
Por su céntrica ubicación y relevancia a lo largo de los siglos, en los que ha sido testigo del ir y venir de miles de generaciones, este monte se encuentra hilvanado a la vida de muchos de los habitantes de la región sur poniente del estado de Hidalgo, trascendiendo incluso en el aspecto religioso, como inspiración para la construcción de la Basílica de Guadalupe en la CDMX.
El libro también incluye las leyendas que le han dado fama a este punto geográfico, sobre brujas, apariciones y su cueva, que ha sido ligada a una gran cantidad de misterios y como recinto para aspectos esotéricos.
Abarca el innegable vínculo que, desde tiempos de los toltecas, posee con la ciudad de Tula de Allende. Colina protagonista del cambio y crecimiento de los municipios aledaños, que está referido en diversos códices y fuentes históricas indígenas, como lugar de penitencia de Quetzalcóatl, espacio de poder y que no dejan fuera las aventuras del rey Huémac y el dios Tezcatlipoca.
De la mano de la pluma periodística del autor, el público encontrará también nuevas hipótesis sobre la cosmovisión del pasado indígena, la forja del mestizaje y los aspectos actuales de la región que domina el cerro, que nutren la cultura que da identidad, arraigo e invitan a ver en las montañas, como lo hacían los antiguos pueblos precolombinos, un camino para ascender siempre a mejores horizontes.