Con bombo y platillo Andrés Manuel López Obrador inauguró finalmente el Túnel Emisor Oriente (TEO), multimillonaria obra que habrá de evitar las inundaciones en la CDMX y el Estado de México; pero que pone en jaque a más de 12 municipios hidalguenses por donde pasa el Río Tula.

Ni la Presidencia de la República, ni la Comisión Nacional del Agua (Conagua), han dado una explicación a los habitantes de la zona sur poniente de la entidad, sobre lo que pasará con las aguas que desfogará la infraestructura en Hidalgo.

La población no sabe ¿Cuándo?, ¿Cómo? o ¿En qué cantidad? habrá de llegar el torrente, y esa desinformación ha ido gestando una amplia incertidumbre, sobre lo que podría ocurrir en las primeras lluvias torrenciales del 2020.

Si bien es cierto en el sexenio pasado la Conagua inició obras de mitigación en el Río Tula, para evitar inundaciones por el TEO, la deforestación ocasionada y también la desinformación por parte de las autoridades, originaron protestas sociales que detuvieron los trabajos.

En ese momento faltaban dos años para la culminación de la que es considerada la obra de drenaje más grande de América Latina, todo se estancó y no pasó nada. Hoy el Túnel está en funcionamiento oficial y todo son dudas y más dudas.

Es necesario y urgente que el Gobierno Federal venga a la región Tula a explicar la operación y los riesgos que implica el TEO; que para dar un pequeño ejemplo de su magnitud, costó 33 mil millones de pesos, tiene 62 kilómetros de longitud, 7 metros de diámetro y desfogará 150 metros cúbicos por segundo, equivalente a llenar el estado Azteca en 2.5 horas